HUMANA cosa es tener compasión de los afligidos, y aunque a todos conviene sentirla, más propio
es que la sientan aquellos que ya han tenido menester de consuelo y lo han encontrado en otros: entre
los cuales, si hubo alguien de él necesitado o le fue querido o ya de él recibió el contento, me cuento
yo. Porque desde mi primera juventud hasta este tiempo habiendo estado sobremanera inflamado por
altísimo y noble amor (tal vez, por yo narrarlo, bastante más de lo que parecería conveniente a mi
baja condición aunque por los discretos a cuya noticia llegó fuese alabado y reputado en mucho), no
menos me fue grandísima fatiga sufrirlo: ciertamente no por crueldad de la mujer amada sino por el
excesivo fuego concebido en la mente por el poco dominado apetito, el cual porque con ningún
razonable límite me dejaba estar contento, me hacía muchas veces sentir más dolor del que había
necesidad. Y en aquella angustia tanto alivio me procuraron las afables razones de algún amigo y sus
loables consuelos, que tengo la opinión firmísima de que por haberme sucedido así no estoy muerto.
Pero cuando plugo a Aquél que, siendo infinito, dio por ley inconmovible a todas las cosas mundanas
el tener fin, mi amor, más que cualquiera otro ardiente y al cual no había podido ni romper ni doblar
ninguna fuerza de voluntad ni de consejo ni de vergüenza evidente ni ningún peligro que pudiera
seguirse de ello, disminuyó con el tiempo, de tal guisa que sólo me ha dejado de sí mismo en la
memoria aquel placer que acostumbra ofrecer a quien no se pone a navegar en sus más hondos
piélagos, por lo que, habiendo desaparecido todos sus afanes, siento que ha permanecido deleitoso
donde en mí solía doloroso estar. Pero, aunque haya cesado la pena, no por eso ha huido el recuerdo
de los beneficios recibidos entonces de aquéllos a quienes, por benevolencia hacia mí, les eran graves
mis fatigas; ni nunca se irá, tal como creo, sino con la muerte. Y porque la gratitud, según lo creo, es
entre las demás virtudes sumamente de alabar y su contraria de maldecir, por no parecer ingrato me
he propuesto prestar algún alivio, en lo que puedo y a cambio de los que he recibido (ahora que
puedo llamarme libre), si no a quienes me ayudaron, que por ventura no tienen necesidad de él por su
cordura y por su buena suerte, al menos a quienes lo hayan menester. Y aunque mi apoyo, o consuelo
si queremos llamarlo así, pueda ser y sea bastante poco para los necesitados, no deja de parecerme
que deba ofrecerse primero allí donde la necesidad parezca mayor, tanto porque será más útil como
porque será recibido con mayor deseo. ¿Y quién podrá negar que, por pequeño que sea, no convenga
darlo mucho más a las amables mujeres que a los hombres? Ellas, dentro de los delicados pechos,
temiendo y avergonzándose, tienen ocultas las amorosas llamas (que cuán mayor fuerza tienen que
las manifiestas saben quienes lo han probado y lo prueban); y además, obligadas por los deseos, los
gustos, los mandatos de los padres, de las madres, los hermanos y los maridos, pasan la mayor parte
del tiempo confinadas en el pequeño circuito de sus alcobas, sentadas y ociosas, y queriendo y no
queriendo en un punto, revuelven en sus cabezas diversos pensamientos que no es posible que todos
sean alegres. Y si a causa de ellos, traída por algún fogoso deseo, les invade alguna tristeza, les es
fuerza detenerse en ella con grave dolor si nuevas razones no la remueven, sin contar con ellas son
mucho menos fuertes que los hombres; lo que no sucede a los hombres enamorados, tal como
podemos ver abiertamente nosotros. Ellos, si les aflige alguna tristeza o pensamiento grave, tienen
muchos medios de aliviarse o de olvidarlo porque, si lo quieren, nada les impide pasear, oír y ver
muchas cosas, darse a la cetrería, cazar o pescar, jugar y mercadear, por los cuales modos todos
encuentran la fuerza de recobrar el ánimo, o en parte o en todo, y removerlo del doloroso
pensamiento al menos por algún espacio de tiempo; después del cual, de un modo o de otro, o
sobreviene el consuelo o el dolor disminuye. Por consiguiente, para que al menos por mi parte se
enmiende el pecado de la fortuna que, donde menos obligado era, tal como vemos en las delicadas
mujeres, fue más avara de ayuda, en socorro y refugio de las que aman (porque a las otras les es
bastante la aguja, el huso y la devanadera) entiendo contar cien novelas, o fábulas o parábolas o
historias, como las queramos llamar, narradas en diez días, como manifiestamente aparecerá, por una
honrada compañía de siete mujeres y tres jóvenes, en los pestilentes tiempos de la pasada mortandad,
y algunas canciones cantadas a su gusto por las dichas señoras. En las cuales novelas se verán casos
de amor placenteros y ásperos, así como otros azarosos acontecimientos sucedidos tanto en los
modernos tiempos como en los antiguos; de los cuales, las ya dichas mujeres que los lean, a la par
podrán tomar solaz en las cosas deleitosas mostradas y útil consejo, por lo que podrán conocer qué ha
de ser huido e igualmente qué ha de ser seguido: cosas que sin que se les pase el dolor no creo que
puedan suceder. Y si ello sucede, que quiera Dios que así sea, den gracias a Amor que, librándome de
sus ligaduras, me ha concedido poder atender a sus placeres.
SOBRE EL PROEMIO:
1. Localiza en el texto un fragmento donde pueda verse el tópico de la captatio benevolentiae. ¿Qué finalidad o intención crees que tienen estas palabras?
2. ¿Qué visión del amor se desarrolla en la primera parte del proemio?
3. ¿Por qué razón decide Boccaccio escribir el Decamerón ahora y no antes?
4. ¿Qué receptor escoge para su libro? ¿Cómo justifica esto?
5. ¿Cuál es la estructura del Decamerón?
6. ¿De qué temas tratan sus historias?
1. Localiza en el texto un fragmento donde pueda verse el tópico de la captatio benevolentiae. ¿Qué finalidad o intención crees que tienen estas palabras?
2. ¿Qué visión del amor se desarrolla en la primera parte del proemio?
3. ¿Por qué razón decide Boccaccio escribir el Decamerón ahora y no antes?
4. ¿Qué receptor escoge para su libro? ¿Cómo justifica esto?
5. ¿Cuál es la estructura del Decamerón?
6. ¿De qué temas tratan sus historias?
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