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Este blog está destinado especialmente a vosotros, mis alumnos y alumnas. Así pues, la idea nace con el propósito de introducir, de manera constante y permanente, las nuevas tecnologías en nuestra área y en nuestras vidas. Pero no sólo eso, el objetivo fundamental se centra en poder desarrollar la creatividad y la autonomía personal a la hora de aprender Lengua Castellana y Literatura. Para ello, os proporcionaré materiales y recursos variados para que investiguéis por vuestra cuenta y os sintáis protagonistas en vuestra propia educación. Mientras, sed felices.

jueves, 12 de noviembre de 2015

ARGUMENTO DE EDIPO REY.


Antes de que Edipo naciera el oráculo de Delfos había vaticinado que Layo, el rey de Tebas, moriría a manos de su hijo y que luego éste se casaría con su madre. Ante tan terrible pronóstico, cuando la esposa de Layo, Yocasta, dio a luz a su primer hijo, Layo tuvo miedo, y entonces, encargó a un fiel sirviente que matara al niño, pero, por el horror que le producía la orden, el criado no cumplió su cometido, solo perforó los pies del bebé y lo colgó con una correa de un árbol situado en el monte Citerón. 



Por ese lugar pasó Forbas, un pastor de los rebaños del rey de Corintio, escuchó el llanto del bebé y lo recogió entregándoselo para su cuidado al rey Polibio. La esposa de Polibio, Mérope, que no podía tener descendencia, se mostró encantada y lo cuidó con cariño en su casa, dándole por nombre Edipo, que significa "el de los pies hinchados". 


Edipo creció bajo el cuidado de Polibio y Mérope, era muy ágil en todos los juegos gimnásticos levantando la admiración de muchos oficiales del ejército que veían en él a un futuro soldado. Uno de sus compañeros de juegos, lleno de envidia por las capacidades de Edipo lo insultó y le dijo que no era más que un hijo adoptivo y que no tenía honra. Atormentado por las dudas, Edipo preguntó a Mérope, pero ésta, mintiendo, le dijo que ella era su auténtica madre. Edipo, sin embargo, acudió al oráculo de Delfos, éste le pronosticó que mataría a su padre y se casaría con su madre. Al oír esas palabras Edipo prometió no volver jamás a Corinto, creyendo que estaba allí su origen, y emprendió viaje hacia Fócida. Cerca de Delfos encontró en un camino estrecho cuatro personas que le impedían el paso, entre ellos un anciano arrogante. Se entabló una disputa y Edipo mató al viejo sin conocerle. Éste era Layo, su verdadero padre. 

Una nueva calamidad cayó entonces sobre Tebas sin rey: la Esfinge. Este monstruo tenía cabeza de mujer, voz de hombre, cuerpo de león y alas de pájaro, devoraba a cuantas personas no acertaban a descifrar los enigmas que les proponía. Creonte, el rey de Tebas, prometió dar la mano de su hermana Yocasta y el trono a aquel que consiguiera resolverlos: “¿Cuál es el ser que anda ora con dos, ora con tres, ora con cuatro patas y que, contrariamente a la ley general, es más débil cuantas más patas tiene?“. Había también otro enigma: “Son dos hermanas una de las cuales engendra a la otra y a su vez es engendrada por la primera”. Edipo, que deseaba la gloria más que nada, dio respuesta a los misterios de la Esfinge diciendo que la respuesta al primero es: “el Hombre”; pues en su infancia anda sobre sus manos y sus pies, cuando crece solamente sobre sus pies y en su vejez ayudándose de un bastón como si fuera un tercer pie. La respuesta al segundo es “El día y la noche” (el nombre del día es femenino en griego, es pues la “hermana” de la noche). La Esfinge, enormemente furiosa, se suicidó abriéndose la cabeza contra una roca. 

Entonces Edipo se casó con Yocasta y vivieron felices durante muchos años. Tuvieron cuatro hijos: Etéocles, Polinice, Antígona e Ismene. Años más tarde,hubo una gran peste que arrasó a toda la región sin que tuviera remedio alguno, el oráculo de Delfos informó de que tal calamidad sólo desaparecería cuando el asesino de Layo fuese descubierto y echado de Tebas. Edipo, como buen rey que era, animó concienzudamente la investigación, fulmina contra el autor del crimen una maldición e interroga al adivino Tiresias para averiguar quien es el culpable. Esta maldición acabará cayendo sobre su propia cabeza: él era quien había matado a Layo, su padre y se había casado con Yocasta, su madre. 

Yocasta, después de este descubrimiento se suicidó y Edipo, abrumado por la gran tragedia, creyó no merecer volver a ver la luz del día y se sacó los ojos.

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